la
cruda verdad,
al
ritmo solemne que marca una saeta sangrando
en
la voz de “Serrat”.
La
certeza acurrucada contra mi almohada de ortigas,
prende
de su retorcida lengua, varias rimas
descolgadas
de alguna letra canalla de “Sabina”
Quizás
nunca sea un héroe,
pero
aun continúo con vida.
Y
albergo entre mis miserias
la
riqueza de bocas vacías
y
la sapiencia honda
que
solo el fracaso otorga.
Y
resistiré recitando en esferas huecas, naufragios de viejas manillas;
contando
en mis palmas abiertas, cada nave perdida;
y
descifrando viejos mapas
que
me muestren cofres de batallas vencidas
suspendidas
en mis retinas…como los sueños, cuando era niña.
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