Para
ser luz, hacerme candil.
Para
ser candil, esperare la noche.
Para
ser voz y ser sentido.
Para
ser tramo y ser voluntad.
Para
despertar…
Encontrar
el vientre del planeta
de
donde arrancar más vida.
y
compartir las mismas miradas,
respirar
distintos dialectos,
hermanar
cada llanto y cada beso.
Ser
laúd, darbuka o yembe
y
deslizarme por el desierto eterno.
Sobrevolar
pueblos, aldeas, cabilas,
arrullando
pieles quemadas por siglos.
Alientos
lejanos.
Voces
dormidas.
Ser
horizonte cálido.
Ser
fulgor. Ser vida.
Y
avanzar…
desde
dentro,
a
través de mi alma.
Romper
y surgir,
valiente y
serena.
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